En mi opinión, es uno de los edificios mejor diseñados del centro, dentro de la categoría de los edificios hechos entre los años setentas y ochentas. Si bien se trata de un edificio que no quiere impresionar a nadie, su regularidad y su sencillez visual hace que resalte más que los edificios de mayor altura y de más maromas arquitectónicas que se hicieron después de éste.
La gran ventaja con la que cuenta este edificio es el aprovechamiento de todas sus fachadas. Este es un buen ejemplo de lo beneficioso que sería para la arquitectura guayaca el que las leyes municipales permitieran construir obras arquitectónicas con trabajos de ventanería en sus fachadas colindantes con otros edificios.
Este es un sobreviviente del banquillo. En la próxima entrega, me dejaré de vainas, y decicidadmente enfrentaré a "LA BESTIA DE LA ARQUITECTURA DE GUAYAQUIL!!"
Hasta entonces!
Chau!
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