martes, octubre 31, 2006

Sobre Nuestro Escudo Nacional


¡Pobre! Celebrar su día en Halloween. Definitvamente, ante la popularidad y el mercadeo que tiene dicha celebración sajona, el pobre escudo ecuatoriano tiene todas las de perder, y de pasar casi desapercibido. No pienso ponerme antiglobalizador y protestar por una celebración extranjera en nuestro país. Quizás el futuro muestre una vez más su sentido del humor, y mis bisnietos celebren este día disfrazados de escudo nacional, con un barquito en la barriga y un cóndor sobre la cabeza. Ya me ha tocado ver al menos dos personajes disfrazados de semejante manera en estas épocas. Eso es lo que más me gusta de las fusiones culturales: lo risible que suelen ser sus resultados.

¡Bueh! ¡Vayamos al grano! Considero al escudo nacional como el símbolo patrio más importante de nuestro país, si consideramos que nuestra bandera es prestada del fósil bolivariano que los historiadores llaman "La Gran Colombia", y que el himno nacional se centra en un evento histórico especifico; el más importante, eso sí.

La importancia que veo en escudo radica en el equilibrio regional que manifiestan sus elementos: La sierra representada por el Chimborazo; la costa representada por el Guayas; nuestra historia precolombina expresada con el sol perpendicular en el cenit del emblema, acompañado a diestra y siniestra por los símbolos zodiacales correspondientes a las fechas más importantes del calendario patrio. La irónia la pone el tiempo, con el hecho que el progreso se vea representado por un vapor del siglo XIX.

En definitva, creo que se trata del símbolo más ecuatoriano que tenemos. ¿Por qué? Quizás porque corresponde a la epoca en la que el Ecuador y los mismos ecuatorianos fueron lo más ecuatorianos posible. Cosa muy diferente en nuestra actualidad.

El gran pero que tengo con el escudo está en el cóndor. No me agrada tener un ave de carroña como emblema de mi país; sin importar qué tan grande y majestuoso sea. Lo interpeto como un remedo del símbolo americano. "Como los gringos pusieron su ágila como emblema nacional, ¡nostros pongamos el pajarraco más grande que tengamos en nuestro territorio!". El condor sobre el ecudo me da la impresión de estar volando con el país entre sus garras, como si se lo estuviese llevando a su nido, para comérselo más tarde. Puede que eso represente a muchos políticos de nuestros días, pero no quiero que eso me represente a mí, ni a los que nos rajamos el lomo para mejorar el lugar donde vivimos.

¿Entonces qué? No lo sé. Tampoco quiero devagar demasiado en este tema; ni parecer irrespetusoso a los símbolos que existen precisamente para ser respetados, ni entrar en una discusión demasiado metafísica o patriotera. Supongo que si hubiese ahora una comisión encargada de plantear un nuevo escudo yo sólo tendría una sugerencia modificaotria para el escudo actual: "saquen al cóndor y pongan un ave más representativa". El cóndor era visto con buenos ojos hace 100 años, porque era de gran tamaño y reflejaba esas aspiraciones nuestras de "patria grande" la nueva gran nación, el futuro imperio que ingenuamente anhelabamos ser en ese entonces. Ahora, los sueños de gran país están lejos; pero aún así, se debe apuntar a mejores y nuevas aspiraciones: unión, eficiencia, agilidad, diligencia.

Puedo sonar herético, pero en lugar del cóndor, yo pondría sobre el escudo un colibrí.

Sustento mi loco planteamiento en los siguientes puntos:
-Es una de las pocas aves que se puede encontrar en todo el país, y no sólo en una región específica. Eso la haría un simbolo de unión, y no uno de segregación.

No es un gigante carroñero. Se trata de un ave pequeña pero versátil y trabajadora. Es decir, refleja nuestras aspiraciones actuales. Un país productor y eficiente; ágil y adaptable a las nuevas circunstancias.
¡Bueh! Hasta ahí llego con mis reflexiones, con esta metáfora que no busca la iconoclastia de un símbolo nacional, sino ser la metáfora del anhelo por un mejor país.

2 comentarios:

Andrés Martínez Moscoso dijo...

Al parecer ya lo quieren cambiar.

Unknown dijo...

Parece que este post va resucitar de entre los muertos en estos días en la qe la asambleísta Tania Hermida ha planteado cambiar el Escudo Nacional. Al respecto, aclaro lo siguiente:

1.- Mi única observación crítica al Escudo Nacional es el cóndor. Me desagrada que un ave que come animales muertos esté en el emblema partio. En su lugar propuse un colibrí; animal de menor tamaño, pero dínámico y existene en todas las regiones del Ecuador.

2.- Respetuosente debo decir que o comparto la idea de poner los colores del movimiento indígena en las banderas que escoltan al escudo, pues la población indígena no representa al 85% del resto de la población ecuatoriana. Adicionalmente, esos colores pueden traer identificaciones con otro tipo de "organizaciones", con las que no creo que un país entero quiera ser confundido. Además, creo que a esa propuesta se le aplican perfectamente los criterios usados por mí en el post "bandera, tapete o poncho?", donde critico la propuesta que hiciera Rem Koolhaas para una nueva bandera de la Unión Europea.

3.- Hoy he tenido que negar por primera vez un comentario, precisamente publicado en este post. Suelo poner todos los comentarios que se me hacen, incluso aquellos que no comparten mi parecer. Pero no puedo dar paso ni a los insultos, ni a las vulgaridades. Peor aún cuando esas ofensas se escriben en tras el velo cobarde del anonimato. Yo escribo con nombre y apellido. No me escondo cuando expongo mis ideas. Sólo respeto a quienes tengan la valentía de dar la cara, tal como la doy yo.

4.- Sobre lo planteado por la asambeísta Hermida, no estoy de acuerdo en muchos de los cambios que ella propone. El escudo debería ser un emblema unificador; y no un emblema que esté con una dedicatoria específica para un grupo de ecuatorianos.

5.- Cambiar el himno o la bandera es algo innecesario y hasta antagónico. El himno conmemora la batalla del Pichincha, el hecho histórico del cual nace el Ecuador. Es más, el 24 de mayo debería ser la fecha patria de todo el ecuador. Y los colores de la bandera, son la herencia de los ideales y gestas que inspiraron nuestra independencia, realizadas por el verdadero Simón Bolívar; no ese Bolívar que nos quieren vender ahora.