domingo, septiembre 10, 2006

Nuevas Torres en el WTC


La figura de la llamada "Torre de la Libertad" no estará sola. El híbrido resultado de la fusión entre el diseño original de Daniel Liebskind y de la retocadora y censuradora mano del estudio S.O.M. contará con la compañía de tres torres más. Las mencionadas torres han surgido de las mesas de diseño de tres vacas sagradas de la arquitectura actual: Lord Norman Foster (padre de la arquitectura "Hi-Tech"), Richard Rogers (co-fundador del movimiento "Hi-Tech" y co-realizador del Pompidou Centre, de París) y el japonés Fumiko Maki. De las cuatro torres que conformarían el nuevo WTC, la más interesante aparenta ser la proyectada por Norman Foster, quien ha retomado la forma de diamante truncado que tenía el proyecto original de Liebskind. Dicha forma resultaba significativa para muchos, pues manifestaba el "truncamiento de un volumen", muy acorde con el significado hitórico que debería tener cualquier objeto arquitectónico que se desarrollara en la "zona cero". Mientras tanto, Rogers y Maki optan por una figura mucho más humilde. Sus torres no pretenden jugar "un papel principal", por decirlo en términos cinematográficos; sino que adoptan una figura más humilde y se difuminan en el entorno neoyorkino, emulando a las cajitas de vidrio de los años setentas. Es decir, adoptan un rol secundario en el paisaje.


De las cuatro torres, la más desagradable sigue siendo la primera, la Torre de la Libertad. Si bien este enorme "patito feo" cuenta con un grandes signifcados añadidos (como la alura de 1.776 pies, que evocan el año de la revolución americana), el proyecto final -y en contrucción- delata miedos y temores. Mientras la torre que al inicio diseñara Liebskind era transparente, ligera, y refrescante en su concepción, la torre surgida de la censuradora e impuesta presencia de S.O.M. es un cliché, un "Frankeinstein" en forma de Empire State y hecho de titanio para resistir nuevos ataques terroristas.

La Torre de la Libertad es un retroceso en la forma americana de hacer y percibir la arquitectura. Al menos, podemos agradecer que en ninguna parte de este proyecto asoman los volumétricos garabtos de Frank Ghery (mejor escultor que arquitecto) o la arquitectura "pret â porter" de Koolhaas o Hadid. Una vez más, vienen las manos inglesa y japonesa a refrescar la arquitectura "usoniana" con la que soñaba Frank Lloyd Wright.

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