Mohammad Yunus ha sido escogido como el ganador del premio Nobel de la Paz de este año. Su labor como banquero promotor del micro-crédito dirigido a los más pobres de Bangladesh le ha hecho merecedor del tal reconocimiento, y no sin justa razón. Su modelo de los micro-créditos ha sido aplicado en varios países del tercer y cuarto mundo, resultado óptimos para sus clientes y para él.
El perfil de este banquero es distinto. Invierte en los pequeños proyectos que hace la gente humilde para sobrevivir, los cuales, si los vemos a grosso modo, suelen ser de poco riesgo, aunque también de poca ganacia. Yunnus ve compensada esa poca ganancia incrementando su volúmen de clientes. Oviamente, Yunnus pone ciertas condiciones para velar por sus propios intereses. Uno de esos intereses es que los préstamos se hacen principalmente a mujeres madres de familia. Yunnus apela a su sentido de responsabilidad.
La entrega del Nobel de la Paz a Yunnus es más que un reconocimiento personal. Es el sintóma de cuán concientes empiezan a estar las naciones, respecto a la importancia que tiene la estabilidad económica en la paz entre los humanos.
Ojalá esa mentalidad se propagara. El mundo sería muy distinto, si se combatieran los conflictos armados, las inestabilidades políticas y los fanatismos religiosos, si en lugar de soldados y armas se enviaran créditos que lleguen a quienes lo necesitan realmente, asesoramientos en cultivos y riegos y demás vías de desarrollo humano y económico.
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