Polémico por donde se lo vea. Su obra es un generador de odios irreconciliables o de amores incondicionales. Por un momento, dejemos a un lado su famosa concepción de la arquitectura, y vayamos más allá del "manejo preciso y perfecto de los volúmenes bajo la luz", tan repetido en las facultades de arquitectura y tan poco entendido, y entremos más en lo que Le Corbusier hizo y dejó para que hicermos, visto desde nuestra perspectiva temporal y local.
Poder definir a Le Corbusier con una sola expresión es difícil; quizás por la amplitud de sus exploraciones y la diversidad de sus reacciones como humano. Por un lado, Jane Jacobs lo acusa de ser "el mayor destructor de la ciudades de Europa, después de la Luftwaffe"; y por otro, la revista "Time" lo considera como el segundo artista que más influenció el siglo XX, luego de el gran Pablo Picasso. Cuando llegó a Nueva York por primera vez, los reporteros locales se ofendieron con sus cometarios respecto a la ciudad. Alguien le preguntó su opinión sobre los rascacielos, y sin demora alguna contestó que eran "muy bajos", y "demasiados para un epaciotan limitado". Por otro lado, el entonces joven Phillip Johnson besaba el piso que aquel Gran Maestro pisaba, aún a pesar de su gran ignoracia reflejada en la interpretación de los trabajos de Corbu y Mies -los iconoclastas de la estilización- como un estilo: el mal llamado "estilo internacional". El padre de la arquitectura "usoniana" (qué linda palabra! que pena que casi nadie la use, ¡sobretodo en los Estados Unidos!), Frank Lloyd Wright, consideraba que Corbú era respetable y valioso, "como un buen enemigo". Dicho de otro modo, un oponente ante el cual había que sacarse el sombrero.
Otras variantes políticas del Maestro: El empuje con el que luchó para que se acepte su proyecto para la cámara de los Soviets en Moscú contrasta mucho con el cómodo silencio que adoptó en la sometida república de Vichy, bajo el brazo del Tercer Reich.
La más interesante de sus inconstancias es quizás su propia arquitectura. Existe una gran sisma entre los trabajos que realizó antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Antes, el arquitecto se promulgaba "maquinista" (recuerden el concepto de la casa: "una máquina para vivir"). Sin embargo, luego de la 2da Guerra, su trabajo deja a un lado el maquinismo y se vuelve más plástico; casi escultórico. Se preocupa un poco más por la comodidad del usuario, aunque no demasiado para muchos, entre los cuales me incluyo.
El siglo XXI se convirtió en una gran fábrica de cuestionadores de Le Corbusier. Sin embargo, no hay cómo negar que hay una noción de la arquitectura antes y otra después de él. El empujó la noción espacial de la arquitecura. Definió los elementos "metafísicos" con los que se hace la arquitectura en nuestro días: LUZ, MATERIA, ESPACIO y TIEMPO. Dichas herramientas siguen siendo usadas por aquellos que buscan un camino más allá.
En mi opinión, Corbú nunca estuvo conciente de la repercución de sus planteamientos; tanto arquitectónicos como urbanos. Si el Maestro hubiese sido contemporáneo a estos días, sería considerado un verdadero ecologista, por querer preservar el espacio natural concentrando el espacio habitable. Su error en ese aspecto fue el acinamiento: manejar el espacio mínimo indispensable, como si se tratara de un traje, y no de un departamento. "El Modulor" muestra un profundo interés por conocer las comodidades del ser humano , pero muestra aún resagos de ese maquinismo orginal de comienzos del siglo pasado. El usuario debía encajar en la cocina de un departamento de una "unité", como si se tratase de un engranaje .
Pero, ¿qué más se puede pedir de un personaje que tuvo entre sus responsabilidades dar alternativas para reconstruir las ciudades destruídas de un continente, luego de la más sangrienta de las guerras hasta hoy vistas? Las propuestas de Le Corbusier tenían un punto más a favor, además de su nueva voz estética y su innovación tectónica: la rapidez de su construcción.
¿Y si Corbu no vió cuán grandes eran sus planteamientos, entonces quién llegó a verlos? Yo me atrevería a decir que dos personajes siguieron la tendencia dejada por el Maestro: Richard Meier -antes de convertirse en un monstruo corporativo, firmador de planos hechos por pasantes- y por una línea más extensa y rica, el Maestro Oscar Niemeyer.
Me quedo con la opinión de la revista "Time", sin ignorar el daño que produjo la ingenuidad del maestro al querer desaparecer el pasado de Europa con un tractor. Conciente siempre que la más valiosa enseñanza que Corbú nos dejó fue su afan por la exploración en el diseño, evitando siempre el estancamiento de la imitación, del cual fue víctima y victimario en ocasiones. Por ello, mejor es aprender y experimentar de él, sin caer en la imitación vacía.
Hay tanto por diseñar y tan poco tiempo, quizás.
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