Si pasan por el cruce del Malecón Simón Bolívar y la calle Elizalde, encontrarán un vacío enorme. Eso se debe a que lo anunciado en este blog ya ocurrió, finalmente. El antiguo Hotel "París" ha sido desmantelado. Aparentemente, dicha acción ha sido ejecutada, a causa de un convenio entre el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural y el muy conocido propietario del inmueble.¿Qué consecuencias habrá con eso? Bueno, las más destacables las describimos a continuación:
1.- La ciudad lacerada.- Una extirpación más, un edificio antiguo menos. Se arrancó otra construcción representativa del pasado guayaquileño. El malecón Simón Bolívar sigue siendo la segunda avenida más importante del centro de la ciudad; y sin embrago es la que más terrenos sin construir tiene. Por ello, la cara oeste del Malecón actual es un espacio mediocre, de donde se han sacado todos los vestigios de nuestro pasado, y en su lugar se han planteado muy pocas propuestas para nuestro presente. Para remate, esas pocas propuestas contemporáneas son terribles. El edificio la Previsora es el mejor ejemplo de ello. Sin compartirlo por completo, entiendo que los propietarios de aquellos terrenos estén especulando sus capacidades de lucro con aquellos terrenos, pero si siguen así cobardemente esperando mejores oportunidades, llegará primero el calentamiento global a inundar dichos terrenos; y lo único que ganará la ciudad será una serie de bahías de acoderamiento.
2.- Sigue la Falsa Idea de la Restauración.- ¿Qué irán a hacer con las pocas piezas útiles que rescataron del hotel "París"? Supongo que lo de siempre: estudiarán la posibilidad de armarlo en esa “Disneylandia” de madera que es el Parque Histórico. Aplaudo los intentos de rescatar nuestro pasado histórico, pero me expreso libre de delatar cuando esos intentos terminan con una caricatura como resultado.
Seguramente, los taxidermistas de la arquitectura que ahí trabajan harán un remedo de lo que fue el hotel, dos fachadas lindas, sujetadas por dentro por un esqueleto de metal que haría su interior ajeno a su época e invivible. Semejante concepto me recuerda la vergonzosa ciudad de Potemkin en la Rusia de los Zares. Entendámoslo de una vez: la verdadera restauración de un inmueble se da en su lugar. Se repara el objeto y se lo adapta sutilmente a las nuevas necesidades del entorno. Pero, definir como "restauración" al acto de extirpar un edificio y rearmarlo parcialmente en otro lugar, asilado de la vida urbana; es una engaño a la comunidad.
3.- EL Rey ha muerto. ¿Larga vida al Rey? .- ¿Han notado el tamaño que tiene el lote del antiguo hotel "París", más el área de el lote adjunto? Ese espacio se presenta como la oportunidad maravillosa de hacer un gran proyecto inmobiliario, que beneficie a la ciudad. Pero, ¡por Dios! no caigamos en los errores del pasado. Quien quiera que sea el afortunado que proyecte sus ideas en ese lugar, que -por favor- no diseñe otro "Forum", no otra "Previsora". Le rogaríamos además que no se lance ciegamente a la novelería, a imitar la arquitectura "pret â portér" que esté "in" en esos tiempos.
¡Ni modo! La suerte está echada. Se ha desperdiciado una oportunidad más de hacer una buena y verdadera restauración. Ojala no se desperdicie también la oportunidad de hacer un proyecto bien hecho!
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