Definitvamente, el mayor aporte que dió el siglo XX al mundo del diseño y de la arquitectura fue la disposición de la plástica a la función; es decir, los elementos que usamos en nuestro diario vivir ya no son vagas herramientas hechas artesanalmente, como pasaba en los comienzos de la humanidad; ni se trata de pequeñas y sobrecargadas esculturas que de paso cumplen una vaga función, como ocurría en el barroco.
Desde el siglo pasado, nuestras herramientas tienen un nivel de diseño más elevado. No pretenden ser más de lo que son en su escencia; pero, dentro esa misma escencia, son mejores. Cojamos lo que es para mí el mejor ejemplo: el ericophone, el teléfono mejor diseñado -en mi humilde opinión- hasta la fecha. Se trata de un teléfono que no pretende ser una escultura, ni una fuente de agua, ni ninguna de esas cosas que pasaban con los relojes barrocos. Es un teléfono y nada más. Sin embargo, es un teléfono con un alto nivel de diseño. Cumple su función, y a la vez tiene una estética que nos permite contemplarlo y disfrutar su diseño. Y para poder contemplarlo, no pretende ser una escultura. Es simplemente un teléfono escultural, sin querubines encima del mismo. Es una pena que ya no se lo produzca más, y que el teléfono de escritorio haya barrido con los diseños posteriores, duante los años setentas y ochentas. Ello pudo haber sido consecuencia de la telefonía inalámbrica.
Bajo esa misma categoría pongo al escarabajo de la Volkswagen, el primer escarabajo, vale la aclaración. El "Käffer" es el primer carro que rompe el concepto del "carruaje" antiguo; cosa que ni siquiera hizo el mítico modelo "T" de Henry Ford. Esta simpática pieza rodante no logró ser coronado como el automóvil del siglo XX, por el simple hecho de tener a Hitler como su creador intelectual (junto a estas líneas, un boceto hecho por él mismo); cosa de la cual no tiene culpa. Nadie escoge a sus padres, después de todo. Tan grande fue su el nivel de aceptación que tuvo, que el mundo entero miró con nostalgia y tristeza al último escarabajo salir de la planta VW de la ciudad de México D.F; concientes de que ese último carrito marcaba un final de una época y de una mentalidad en el arte de hacer cosas mundanas.
EL siglo XX nos dejó esa valiosa actitud ante la mesa de diseño. Ejemplos como el ericophone o como el "Käffer" hay muchos; y todos ellos con su garcia particular y con un mismo origen, una misma mentalidad: Plástica al serivcio de la función; belleza sin ornato. La belleza del objeto radica en el objeto mismo, y no en los accesorios que se le coloquen al mismo. Ese es el porte de la Bauhaus, de D'Styl, de la mentalidad de Heideger y de la interpretación que Louis Kahn le dió a esos pensamientos.
¿Hemos perdido esa perspectiva? No lo creo. Aparentemente, la hemos vuelto más palatina, más vinculada a las élites. Las griferías que diseñan ahora los italianos no le piden favor alguno, ni al ericophone ni a la Fontana di Trevi. Todo lo que Apple Computers produce ahora, tiene como base la necesidad de generar objetos amigables agradables para el gusto y el uso del cliente. El I pod es un excelente ejemplo de lo que hablamos. Las computadoras I Mac también. Hay revistas en la actualidad dedicadas especialemente al público consumidor de modernismo que hay en la actualidad; ya sea en diseño, arquitectura o diseño interior. Se trata de un público escaso pero constante y permanente.
Curioso: el modernismo se vive o se vivía casi como una religión, o como una visión mental de un estilo de vida. Quien no es adepto al modernismo, puede "vestir" su vida con el estilo que le dé su gana cada día. Y es que en verdad, el modernismo empezó con un grito radical y reformista, semejante a los inicios de una religión. Ambos -religión y revolución modernista- tienen una misma naturaleza en la cultura y en el individuo: son cada cual un cambio de mentalidad y en la forma de vivir; primero en los individuos, luego en una colectividad específica.
Actualmente, el modernismo ha perdido ese "fanatismo" que lo hizo desagradable para muchos en décadas anteriores. El modernismo actual no combate las otras tendencias, aprende de ellas. Esa tolerancia se expresa en gran manera en los paises que han sido producto de una confusa fusión de culturas. Por ello vemos que la vanguardia moderna de hoy está en países como España; y por ello vemos que Sudamérica no sigue la tendencia occidental de construir íconos chillones en las ciudades. La arquitectura que se hace en Brasil, Colombia y México lo demuestran. Sería una paso interesante que Latinoamérica se disponga a aplicar aquella mentalidad con los objetos diseñados a menor escala, en el ámbito del diseño industrial. Que el futuro se llene de objetos bellos, estilizados y no disfrazados; todos ellos surgidos de esa mentalidad maravillosa y prevalente de la que hemos hablado.
2 comentarios:
Hola!
Bueníssimo tu blog!
felicitaciones
Mi crítica básica al Modernismo es que, justamente, se guiaba por un fanatismo político que le hacía intervenir en todos los ámbitos de la vida y tratar de hacer una ingeniería social, que obviamente no funcionó. El Movimiento Moderno en arquitectura siguió la premisa del Modernismo filosófico e incluso del Marxismo, que pretenden acabar con todo lo existente para generar un nuevo orden. El problema básico es que se construye una corriente de pensamiento que por concepto hace de la negación de lo anterior una práctica aceptable, con lo cual toda manifestación posterior también reniega de las existentes y se vuelve un mundo con características muy particulares:
1. es un mundo desechable, en el cual la arquitectura, el cine, el diseño de productos y el arte en general se hacen desechables, y tenemos expresiones "artísticas" como zaha o basquiat o koolhaas o maximo escaleras y la niña nataly silvana o adam sandler que son de un nivel bajísimo y en lugar de aportar con educación para que la gente aprecie el arte, rebajan el nivel del arte para que se ajuste a la población...
2. un mundo en el cual "las vegas" de venturi y scott-brown se hace patente, con arquitectura desechable y mc mansions parecidas a muchas en "Guayami" y en los valles acá en Quito.
3. un mundo en el cual un tipo que tiene nociones de arquitectura como Le Corbusier sienta precedentes de diseño urbano, liquidando la tradición que había existido hasta su época y causando que Jane Jacobs le llame "el responsable de la destrucción de más ciudades europeas que la Luftwaffe". Corbu en Europa y Sudamérica y Robert Moses en Estados Unidos siguieron al pie de la letra el concepto ese entre modernista y marxista de negar el pasado, con las consecuencias que vemos en cientos de ciudades.
Dicho esto, tengo que aceptar que estéticamente y en términos de funcionalidad, el modernismo en arquitectura y diseño de productos ha dado a la humanidad las herramientas y los medios para generar una forma de vida que, en general facilita nuestro diario devenir.
Lucho constantemente por definir si desecho el modernismo por tener como un factor constitutivo la negación del individuo, el marxismo y la ingeniería social, o si lo adopto por tener las características que todos buscamos en nuestra producción, en este caso, arquitectónica que serían entre otras la limpieza de diseño, la funcionalidad, la tecnología y la practicidad, y sobre todo, la flexibilidad que nos permite aplicar nuestra personalidad en la parte ya puramente estética.
Por otro lado, si creo que los vínculos con la tradición y con lo que se ha hecho bien en la historia son importantes, y nos ponen los límites necesarios para que no obviemos los conceptos de veritas y venustas como sí ha pasado, precisamente en los casos que en este mismo blog has comentado: particularmente zaha y koolhaas. Yo aumentaría Corbu a la lista.
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