El Gobierno da Otra Muestra de su "Buen Gusto"

Para aquellos que pensaron que el nuevo edificio de la Asamblea en Montecristi era sólo un desliz incidental de mal gusto por parte del Gobierno, mostramos una "reincidencia" gubernamental en la guachafada: la "nueva" sede del "Ministerio del Litorial".

Desde siempre, el edificio del Banco del Progreso ha sido el ejemplo vivo de la incrucijada que todo arquitecto no desea tener: un proyecto majestuoso e imponente, pero financiado por un ego corporativo poco cultivado en las artes de la plástica arquitectónica. En sí, el proyecto pudo haber sido un verdadero monumento a la pureza geométrica; una remembranza de las ensoñaciones de Mies van der Rohe, cuando trazaba en su mesa los primeros esbozos del Seagram Building. Lo que lo arruina son aquellas columnas hipertrofiadas, aparentemente concetualizadas por Fernando Botero; y esos accesos de triple altura que abarcan apenas puertitas de aluminio y vidrio de 2.10m de altura en los accesos. En aquel par de falencias se muestra más la necesidad del cliente de expresar un cliché de un banco opulente, que las intenciones del arquitecto diseñador, quien en ocasiones como ésta, se somete a la voluntad del contratante, con tal de no perder el contrato.

Ahora, luego de años de abandono y derivas institucionales, el edificio del Banco del Progreso se convierte en la sede del "Ministerio del Litoral", organismo institucional de cuestionable durabilidad. Por una parte, bien por que se aprovechen estos inmuebles abandonados. Pero lo que no deja de martillarme en la cabeza es el término usado por el Presidente de la República, cuando dijo que "este BELLO edificio, antes símbolo de la banca corrupta...".

Demuelan esas columnas y arreglen esas entradas. Sólo entonces, hablaremos de belleza.